martes, 29 de enero de 2008

Vaca nueva en la Ciudad parte I

Cuando sabes lo que quieres hacer el resto de tu vida..estás acabado. No hay más camino que hacerlo, porque si no ya no eres feliz..y así me pasó a mi.

Yo siempre quise "hacer comerciales", y ahí me tienen viajando todos los días a la Ciudad, tomando el camión a las 5 a.m para llegar a clase de 7, haciendo tareas y leyendo mientras el bus avanzaba, llevando una almohada en la mochila en lugar de libros, teniendo pesadillas con los horarios y dejadas del camión para estudiar la Publicidá, y es que me pasaba todo esto por mi gran fijación por seguir siendo una vaca de pueblo.

Un día mis padres dijeron, te vas a vivir a la Capital porque ya tienes unas ojeras y un humor que ni quién te aguante. Y pues ya, la vaca se muda por primera vez a la Ciudad, miedo!
Y es que mudarse es bien complicado, porque uno ve en las noticias que a cada rato asaltan y matan gente, " El Df es muy peligroso" dicen las malas lenguas, y pos qué nos queda a nosotros los pueblerinos que creer esas palabras. Si creen que exagero, prendan las noticias y cuenten los robos y muertos que hay cada día...brainwash. O sea si hay mucho de eso, pero son millones de personas y las posibilidades de que te pase no son tan altas. O por lo menos no tan altas como tú, inocente rancherito crees.

Y ya, mi primera experiencia braiewashesca de terror psicológico fue viajar en camión tan temprano porque todos me decían que se subían bandidos a asaltar y uy que miedo que me daba. Así que me quitaba mis joyas (cadenita ni siquiera de oro porque odio lo dorado, pero sí de plata y yo la quería mucho) aretes y mi reloj Swatch y los guardaba en una cajita de pastillas vacía. Pues ¿Quién iba a querer mis pastillitas? pero nooo! eran mis posesiones más preciadas.

Y segundo temor...cuando se subía alguien sospechoso metía mi celular al huequito del asiento, y le rogaba al niño Dios que no sonara porque no había tenido tiempo de ponerle vibrar. Qué tristes y patéticos mis viajes.

La medida para cuando bajaba a pisos más inseguros era guardar mis 50 pesos en el calcetín, para que por lo menos tuviera para regresar a mi pueblo y esa idea la apliqué por años. Doblaba el billetín en cuadritos y lo guardaba...la risa que le daba a la gente verme en la taquilla sacando mi dinero del "teni"

Y peor fue cuando mi padre cooperó con su creativa idea de comprarme un celularcalculadora, para que hiciera la finta de cargar ese mientras escondía el otro, el verdadero, en una caja de pastillas un poco más grande. Y prohibido estaba contestarlo en el micro...aunque me asombraba la valentía de los citadinos que cargaban con lap y palm y contestaban su Nextel o celular a la vista de todos.

Qué tiempos aquellos, cuando fui una vaca miedosa y universitaria que soñaba con ser publívora. Al final lo logré...y después de historias que después haré públicas, ahora estoy por mudarme al Df nuevamente, ya sin miedos pero sí con la posibilidad de encontrar contrastes divertidos y bizarros entre el pueblo y la ciudad.

3 comentarios:

Mamá primeriza dijo...

Pobrecita de ti amiga! pero eso del dinero en el calcetín es la onda, yo también la aplicaba los días de quincena!!!

Mu dijo...

Shhht!! No deberíamos hacerlo público, sino ahora los bandidos ya sabrán dónde buscar. ¡A cuidarse de los enanos!

[ Al ] dijo...

Vivir con miedo está del carajo, a mi me da más miedo la existencia propia.