Engañada por el agua

No soy del tipo de vaca que se la pasa participando en cuanto concurso y sorteo se le atraviesa por delante. Debo confesar que los millones del Melate sí me tientan, así que en este caso me considero una compradora asídua, pero llenar cupones y enviarlos por correo o coleccionar estampas para entrar a una rifa de un centro de entretenimiento nunca me ha llamado la atención.

Recuerdo que sí juntaba las tapas de los Duvalines y se las enviaba a Chabelo con la esperanza de ganar una computadora...Levantarme temprano los Domingos para ver los sorteos era parte de lo que yo consideraba un sacrificio que me haría merecedora del premio.

Después mi hermana y yo rascamos los espacios en una canchita de fútbol de Sabritas y las flechas clarito nos decían que era gol y entonces brincamos y gritamos y volvimos a gritar pensando que el Beetle amarillo era de nosotras, pero no, resultó que la dirección de una flecha "no iba así" y terminamos siendo parte del porcentaje de quejas que provocó que cancelaran la promoción, porque sí...las flechas te llevaban a la portería y así podríamos unir nuestros brincos a un collage de más brincos emocionados y lágrimas de los miles de ilusos que creyeron lo mismo que nosotras y que al final siguieron viajando en metro o taxi o lo que sea pero no en un Beetle nuevo.

Luego vino la promoción que les conté de Ciel y Smart. No me lo saqué porque al Dios de los Smarts no le debe gustar que uno posea dos de ellos y como ya me dio uno, consideró pecado darme otro y pues ya qué, así son los mandamientos y no quiero que piense que soy una malagradecida y me lo quiera quitar.

La promoción resultó tan bien que dejé de sentirme tonta por mirar debajo de la botella antes de comprarla. Así que para que los supermercados no extrañaran que pasara tanto tiempo en su pasillo de refrescos, volvieron a sacar otra promo parecida pero ahora para ganarte un fabuloso viaje.

Pero el Déjà vu hizo su aparición ayer que mi hermana sacó el loguito del viaje y brincamos y gritamos y volvimos a brincar porque teniendo el loguito juntar la palabra ya era pan comido como en la Promo de Smart y nos vimos viajando por todo México y tomando piñas coladas y congas con esclavos que cargan las maletas y a veces a nosotras cuando ya no queremos caminar. 

Peeerooo ¡Sorpresa! Las bases cambiaron...las letritas chiquitas nos engañaron. Ahora hay que contestar una difícil pregunta de Geografía para poder ganar y si no le atinas ¡Adiós esclavos!

Después de investigaciones exhaustivas que consistieron en varias horas de investigación de campo observando por debajo de miles de botellas en el Walmart con el objetivo de juntar la palabra completa, descrubrimos que el loguito ya no es especial, la que anda desaparecida es la letra I. 

¡Qué gran decepc..ón!